Este texto es parte de la lectura con el mismo nombre que fue proporcionada por la UPN dentro de la Especialización en Competencias docentes para el Nivel Medio Superior. En él encontramos algunos conceptos que nos permiten partir de elementos comunes para el análisis de la evaluación por competencias.
Introducción
Uno de nuestros comportamientos habituales es el de juzgar, apreciar y, en fin, valorar las cosas, eventos y personas de nuestro entorno, incluso, a nosotros mismos. Constantemente estamos colocándolas o colocándonos en alguna balanza que nos permita ponderar atributos como la belleza, la bondad, la utilidad, la inteligencia o cualquiera otro. Con el resultado obtenido nos formamos algún juicio sobre lo evaluado. En este proceso de evaluación constante reside una de las claves para la revisión, la reflexión y el mejoramiento permanente. Sin embargo, como no tenemos la sabiduría infinita, ni la verdad irrebatible de nuestro lado, muchos de estos juicios los hacemos desde nuestras limitaciones y subjetividades. En el contexto del sistema educativo y de las relaciones entre padres e hijos la evaluación tiene un papel fundamental. Todos los implicados en el proceso educativo formal: personal directivo, educadores, alumnos y padres emiten continuamente juicios valorativos que pueden tener un profundo impacto en la vida de las personas sobre quienes recaen, llegando a ser decisivas para la carrera a seguir o la valía de sus capacidades. Los educadores, además de realizar valoraciones de sentido común, tienen un amplio campo de acción evaluativa, que va desde la selección de los libros de texto, los materiales y medios educativos, hasta la calificación de los alumnos. Esta última es la tarea de evaluación por excelencia en la educación formal. Representa una cuota de poder para los docentes y una fuente de controversia permanente (Sancho, 1990).
Introducción
Uno de nuestros comportamientos habituales es el de juzgar, apreciar y, en fin, valorar las cosas, eventos y personas de nuestro entorno, incluso, a nosotros mismos. Constantemente estamos colocándolas o colocándonos en alguna balanza que nos permita ponderar atributos como la belleza, la bondad, la utilidad, la inteligencia o cualquiera otro. Con el resultado obtenido nos formamos algún juicio sobre lo evaluado. En este proceso de evaluación constante reside una de las claves para la revisión, la reflexión y el mejoramiento permanente. Sin embargo, como no tenemos la sabiduría infinita, ni la verdad irrebatible de nuestro lado, muchos de estos juicios los hacemos desde nuestras limitaciones y subjetividades. En el contexto del sistema educativo y de las relaciones entre padres e hijos la evaluación tiene un papel fundamental. Todos los implicados en el proceso educativo formal: personal directivo, educadores, alumnos y padres emiten continuamente juicios valorativos que pueden tener un profundo impacto en la vida de las personas sobre quienes recaen, llegando a ser decisivas para la carrera a seguir o la valía de sus capacidades. Los educadores, además de realizar valoraciones de sentido común, tienen un amplio campo de acción evaluativa, que va desde la selección de los libros de texto, los materiales y medios educativos, hasta la calificación de los alumnos. Esta última es la tarea de evaluación por excelencia en la educación formal. Representa una cuota de poder para los docentes y una fuente de controversia permanente (Sancho, 1990).
Actualmente, se está viviendo un cambio de paradigma donde el cognitivismo y el constructivismo destacan la importancia de la subjetividad y de los procesos, de la atención a las diferencias individuales y a la diversidad, la incorporación de las actitudes y los valores, entre otros. Con estos enfoques hay bastante acuerdo en lo teórico, no así en su instrumentación y ésta es una de las fuentes de la controversia. Los nuevos enfoques se orientan a una evaluación alternativa la cual, entre otros aspectos contempla que:
• Los estudiantes participen en el establecimiento de metas y criterios de evaluación.
• Las tareas requieren de los estudiantes el uso de procesos de pensamiento de alto nivel, tales como solucionar problemas y tomar decisiones.
• Con frecuencia, las tareas proveen medidas de las habilidades y actitudes metacognitivas, habilidades para las relaciones interpersonales y la colaboración, tanto como los productos más intelectuales.
• Las tareas deben ser contextualizadas en aplicaciones al mundo real.
En función de lo anterior, este trabajo se comienza con algunas precisiones conceptuales acerca de la evaluación, continúa con las nuevas tendencias en evaluación, posteriormente, se abordan algunos de los problemas considerados cruciales como: complementar los aspectos técnicos de la evaluación con la reflexión ética, las relaciones entre evaluación y acreditación , el paso de la e valuación externa a la autoevaluación , la integración de la evaluación en el proceso educativo , la evaluación para el aprendizaje estratégico. Finalmente, se cierra con un conjunto de conclusiones.
Algunas precisiones conceptuales
En general, la evaluación es el proceso que conduce a establecer el valor o mérito de algo. Ahora bien, las bondades o méritos de lo evaluado deben basarse en datos. El dato es lo dado, la evidencia en que nos apoyamos. En este sentido, la emisión de un juicio sobre el valor de algo proyectado o realizado por algún individuo o grupo presupone un proceso de recogida de información sistemática y relevante que ayude a formular juicios de cierta calidad. Por otra parte, los datos son una condición necesaria pero no suficiente para arribar a juicios acertados, se requiere de la complementación con elementos abstractos, no evidentes a primera vista, que contribuyan a comprenderlos, interpretarlos y contextualizarlos. Si l a emisión de un juicio, sea sobre la actuación académica de un alumno, el valor educativo de una institución, la calidad o pertinencia de un programa de formación o sobre la práctica educativa, no se sustenta en la consideración de un conjunto de datos con los cuales arribar a una comprensión global del fenómeno bajo consideración, tiene muchas posibilidades de constituir un pre-juicio , es decir, un juicio que se emite sobre un hecho o situación, con datos incompletos, con mediciones que tienen errores , sesgos u omisiones.
Muchos de los datos vienen expresados en magnitudes de alguna variable y allí interviene el problema de la medida. Evaluar y medir son dos términos que han causado grandes confusiones por cuanto simples mediciones se han catalogado como evaluaciones. En efecto, medir procede del latín metiri que significa medida. La psicometría se encarga de la teoría y la práctica de la medición psicoeducativa. En cambio, evaluar viene de valer, referido a valía; está asociado a juzgar el valor o el precio y estimar. Evaluar es más amplio que medir y, en la mayoría de las ocasiones, se necesita de una o varias mediciones para llegar a la evaluación. La medición es una descripción cuantitativa de los comportamientos, mientras que la evaluación abarca tanto lo cuantitativo como lo cualitativo e incorpora juicios de valor que afectan la deseabilidad de dichos comportamientos.
En general, la evaluación es el juicio que se da sobre una cosa, persona o situación con base en alguna evidencia constatable. La evaluación educativa se concibe como un proceso a través del cual se recoge y se interpreta, formal y sistemáticamente, información pertinente sobre un programa educativo, se emiten juicios de valor sobre esa información y se toman decisiones conducentes a mantener, reformar, cambiar, eliminar o innovar elementos del programa o de su totalidad. La evaluación orientada a determinar el rendimiento académico es el proceso mediante el cual se recoge información relativa a la actuación del estudiante con la finalidad de emitir juicios acerca de sus avances y progresos, generalmente se traduce en una calificación.
Referencias en el texto.
Sancho, J. ( 1990). De la evaluación a las evaluaciones. Cuadernos de Pedagogía. 185.
Referencias del texto.
Pablo Rios Cabrera.(2008). La evaluación en tiempos de cambio. Universidad Pedagógica Experimental Libertador; Instituto Pedagógico de Caracas, Venezuela.
Edición elaborado con propósitos formativos para la especialidad Competencias docentes, UPN-Cosdac, México.
Referencias del texto.
Pablo Rios Cabrera.(2008). La evaluación en tiempos de cambio. Universidad Pedagógica Experimental Libertador; Instituto Pedagógico de Caracas, Venezuela.
Edición elaborado con propósitos formativos para la especialidad Competencias docentes, UPN-Cosdac, México.
